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Miedo a fracasar: ¿motor o barrera para emprender?

Una de las cuestiones inherentes del ser humano que le ha permitido sobrevivir como especie desde la conservación es el miedo. De entrada, podría pensarse que no tiene nada de malo esa sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Pero cuando pensamos en el miedo a fracasar -quizás como el principal temor de los emprendedores-, es fácil advertir que de cómo se tome dependerá si se convierte en un motor o en una barrera.

En algunas conversaciones que he tenido con emprendedores, he podido identificar que ese miedo está presente en prácticamente todas las etapas del emprendimiento: desde el emprendedor que está concibiendo una simple idea hasta el que que busca sostener el éxito de su empresa.

Lo importante y definitivo es que ese temor no te paralice. En otras palabras, si tienes un miedo a fracasar porque eres muy joven, no te convence la idea, por una crisis económica, porque la competencia es muy fuerte o porque simplemente te anticipas al futuro y piensas que no lo vas a lograr, no importa. ¡Hazlo con miedo, pero hazlo! 

Es precisamente aquí donde esa sensación de angustia termina jugando a favor o en contra de tu emprendimiento, tal y como ocurre en la vida. Si esa sensación te paraliza y te impide, por ejemplo, ejecutar tu idea y lanzarla al mercado, entonces se convierte en una barrera para emprender. Por el contrario, si el temor te lleva a ser más consciente de lo que estás haciendo y de cómo lo estás haciendo, a tomar los recaudos necesarios y te conduce a estar más preparado frente a los posibles riesgos -pero igual sigues adelante-, entonces es un motor para emprender. 

Ahora bien, el miedo al fracaso también puede tomarse como un filtro para las emociones al tomar decisiones más acertadas. Una métrica increíble o un comentario de alguien que ama tu producto puede llevarte fácilmente a pensar en contratar más talento, recaudar más dinero o expandirte a otros mercados, acciones que si se toman desde lo emocional -especialmente en etapa temprana- pueden hacer que las cosas se compliquen. 

No hay éxitos que no vengan de fracasos

Otro de los aspectos relacionados con el miedo a fracasar es que hay que pensar de forma positiva. Y lo voy a plantear así: si intentas lanzar tu producto y fracasas, yo soy el primero que te va a felicitar. No solo porque ya no perteneces al grupo de los que ni siquiera lo intentan, sino porque de ese fracaso vas a aprender. Así lo han hecho compañías exitosas y multimillonarias que un día comenzaron en un garaje, hicieron cosas, fracasaron, hicieron más cosas y volvieron a fracasar, aprendieron y finalmente se convirtieron en lo que hoy son. Facebook, Google, Instagram, Airbnb, Twitter, Uber y tantas otras más son ejemplos inequívocos de que no hay éxitos que no vengan de fracasos.

Es más, pienso que hay que fracasar más. Sí, así como lo oyes. Hay que darle un nuevo significado al fracaso, llevarlo de esa concepción y miedo con el que quizás nos lo inculcaron a convertirlo en un motor para hacer mejor las cosas. Si lo piensas bien, hacer algo y no conseguir el resultado esperado no es más que una nueva oportunidad que te da el universo para seguir intentándolo.

Así que ya lo sabes: la incertidumbre y el miedo que pueda generar cualquier aspecto del negocio, incluso cualquier aspecto tuyo como emprendedor, debe ser un aliciente para evaluar los riesgos, informarte lo mejor posible y tomar acción, nunca para quedarte paralizado mientras te pasa la sensación de temor.

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